Solas

Sola Scriptura

Si el papa actúa contra la Escritura, nosotros estamos obligados a defenderla y a castigar al papa y a corregirlo según la palabra de Cristo, Mateo 18: 15: «Si tu hermano te ofende, ve y házselo ver, a solas entre los dos; si no te hace caso llama a otro o a otros dos. Si no te hace caso, díselo a la comunidad y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano». A la nobleza cristiana de la nación alemana acerca del mejoramiento del estado cristiano (1520).

Se necesita un apoyo más fuerte y seguro para la conciencia, a saber, la autoridad de Dios, y ella sola. No en vano dice Pedro (1a P. 4: 11): «Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios»; es decir, hable con la certeza de que lo que habla, es palabra de Dios. Lo mismo encarece Pablo a Timoteo (2 Ti-moteo 3: 14): «Persiste tú en lo que has aprendido, sabiendo de quién has aprendido». ¿Y qué había aprendido Timoteo? La palabra de Dios, y nada más. Por lo tanto, es preciso permanecer en la sola palabra de Dios. Juicio de Martín Lutero respecto de los votos monásticos (1521).

Sola Fide

Aquel que balbucea que el libre arbitrio es dueño de sus actos, tanto de los buenos como de los malos, revela que no sabe lo que es la fe, la contrición o el libre arbitrio; y se imagina que uno no queda justificado por la sola fe en la palabra o que ella no puede ser removida por el pecado más atroz. Disputación y defensa de Fray Martín Lutero contra las acusaciones del Doctor Juan Eck (1519).

[hablando de los monjes] 
En cambio, si supiesen que por la fe sola se pueden ejecutar y recibir todas estas cosas, seguramente llegarían a esta conclusión: «Entonces, ¿qué necesidad hay de hacer votos y de hacerse monje?» Pues se darían cuenta de inmediato de que este género de vida es superfluo e innecesario tanto para la justicia como para la salvación, y no sólo esto, sino también inútil y estorboso. Juicio de Martín Lutero respecto de los votos monásticos (1521).

La fe, digo, es la vara con que se ha de medir todo, pues no el que hiciere obras, sino el que creyere, será salvo[Mr. 16: 16.]. Es propio de los gentiles juzgar según las obras, pero hasta ellos mismos juzgan las obras según el ánimo de que provienen; propio de cristianos es juzgar según la fe. Juicio de Martín Lutero respecto de los votos monásticos (1521).


Sola Gratia
Pero tengamos bien presente esto: Dios estableció que los hombres seamos justificados por su gracia sola, con exclusión de toda obra, hasta con exclusión de la ley misma que comprende en si todas las obras, las grandes y las pequeñas, las formalmente buenas y las éticamente buenas; y este Dios, que al establecer esto nos deniega lo mayor y rechaza de plano nuestra intención de atribuírnoslo todo. De Servo Arbitrio (1525).

Now, since God has taken my salvation out of my hands into His, making it depend on His choice and not mine, and has promised to save me, not by my own work or exertion but by His grace and mercy, I am assured and certain both that Heis faithful and wil not lie to me, and also that He is too great and powerful for any demons or any adversities to be able to break Him or to snatch me form Him.... Moreover, we are also certain and sure that we please God, not by the merit of our own workin, but by the favor of His mercy promised to us. WA 18, 783, 17-39; LW 33, 289.

Solus Christus

Por tanto, Cristo mismo no escribió nada, sino solamente hablaba. No llamó «Escritura» a su enseñanza, sino «evangelio», lo que es «buena noticia» o «un buen anuncio», que no ha de propagarse por la pluma, sino por la boca. Nosotros, empero, nos apresuramos a hacer del evangelio un código de leyes, un manual de mandamientos, convirtiendo a Cristo en un Moisés, y al que vino a auxiliarnos lo convertimos en un simple maestro. Lo justo es que nos haya dejado sucumbir a la doctrina del papa y a mentiras de hombres, época en la que desechamos su Escritura, y, en lugar de la Escritura Sagrada, tuvimos que aprender las decretales de un insensato mentiroso y farsante malicioso. Lo que se debe buscar en los Evangelios (1522).

Soli Deo Gloria

Ahora mira qué variedad de buenas obras el hombre puede hacer según este mandamiento, si él quiere, a toda hora y sin estar jamás sin buenas obras de dicho mandamiento, que no es menester peregrinar lejos o visitar santos lugares. Dime qué instante pasará sin que ininterrumpidamente recibamos los bienes de Dios o, en cambio, suframos malas adversidades. Mas, ¿qué son los bienes de Dios y las adversidades sino incesante exhortación e invitación para alabar a Dios, para honrarlo y bendecirlo e invocarlo a él y su nombre? Si dejaras a un lado todas las cosas, ¿no tendrías bastante que hacer sólo con este mandamiento para bendecir, cantar, alabar y honrar incesantemente el nombre de Dios? ¿Y para qué cosa más se han creado la lengua, la voz, el habla y la boca? Así dice el Salmo 50 [Sal. 51: 15]: «Señor, abre mis labios; y publicará mi boca tu alabanza». Ítem [Sal. 51: 14]: «Cantará mi lengua tu misericordia». ¿Qué obra más hay en el cielo que este segundo mandamiento? Así dice el Salmo 83 [Sal. 84: 4]: «Bienaventurados los que habitan en tu casa: perpetuamente te alabarán». Lo mismo dice David en el Salmo 33 [Sal. 34: 1]: «La alabanza de Dios será siempre en mi boca». Y San Pablo en 1ª Corintios 10 [ 1 Co. 10: 31]: «Si pues coméis, o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios». Ítem Colosenses [Col. 3: 17]: «Todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando alabanza y gracias a Dios Padre». Si atendiésemos esta obra, tendríamos aquí en la tierra un cielo y siempre bastante que hacer como los bienaventurados en el cielo. Las buenas obras (1520).

No hay comentarios:

Publicar un comentario